¿Quién nos iba a decir aquel día de septiembre del 2000, cuando
con apenas 8 añitos viniste a Zaragoza, que tantos años después íbamos a haber
vivido tantas cosas juntas?
Aquel día en el cole era imposible imaginar todo lo que vendría
después. Miles y miles de horas, juegos y risas en el cole. Preocupaciones,
estudio, muchas horas y, cómo no, muchos buenos ratos en el bachiller. Noches
de confesiones, cotilleos, algún lloro y muchas risas y momentos increíbles
después.
Podría ponerme a escribir y no parar nunca recordando cada
momento de los que ahora mismo se me vienen a la cabeza, pero sin duda me quedo
con lo mejor de todo. Y es que, a pesar de no vernos tantas horas como antes,
estos 3 años sin ir juntas a clase todo ha seguido como si nada hubiera
cambiado.
Prefiero quedarme con eso, con que sigues siendo la primera para
pasar un buen rato pero también la primera en decirme “aquí estoy” cuando algo
no va bien, cuando las cosas se tuercen.
Casi 13 años no son nada comparado con lo que nos queda por
vivir, pero a la vez esos 13 años lo son todo. Una vez más, quiero darte las
gracias por estar siempre ahí durante estos años y no fallarme nunca.
Porque para mí es sagrado tenerte aquí a mi lado.
Felices 21, María.
Te quiero mucho betiquilla!!