Todo comenzó el 21 de Agosto de 2004, esa noche el Real Zaragoza jugaba la final de la Supercopa de España contra el Valencia. Ese día Víctor Muñoz había hecho debutar a un chavalito de la cantera con tan solo 19 años.
Ese chavalito que
lucía el número 26 a la espalda, era todo fuerza, garra y ganas de comerse el
mundo. Eso hizo que me fijara en él desde el primer minuto que le vi jugar.
Después del partido busqué quién era ese número 26. Su nombre: Alberto. Su
apellido: Zapater.
Descubrí que era
un chico de ejea, humilde y sencillo, un apasionado del fútbol y además, sentía
lo mismo que yo por el escudo del león. Desde entonces,
siempre buscaba ese 21 sobre el césped. Me encantaba verle jugar y defender la
camiseta blanquilla.
Solo me faltaba
una cosa, conocerle en persona, poder pedirte un autógrafo o hacerme una foto
con él. Y en verano, por fin lo conseguí después de un entrenamiento en la
Ciudad Deportiva. Fue el único al que no le tuve que pedir una foto, el único
que, antes de firmar me preguntó: ¿Cómo te llamas?
Nunca había
tenido un ídolo, pero ahora puedo decir bien alto que si que lo tengo. No podía
ser otro, ese ídolo es Alberto. Tampoco había tenido especial cariño por un
número. Ahora el 21 es una parte de mí.
Después vinieron
muchas fotos más, pero sin duda, hay una muy especial. Ese día era mi
cumpleaños, llevábamos la misma sudadera y aunque no lo sabía era la última vez
que le iba a ver en persona como jugador del Real Zaragoza. Todavía queaban
muchos partidos para disfrutar de tu fútbol en La Romareda y por supuesto del
merecido ascenso.
Fue el partido
más especial, último partido en casa, con opciones de ascender, el cumpleaños
de Alberto, el campo lleno… Nada podía salir mal. Y así fue, el equipo veció
3-1, volvíamos a primera y las 35.000 personas que llenábamos La Romareda
pudimos agradecerle en el min. 70 todo lo que había luchado para volver. Lo
hicimos de la mejor forma posible, diciéndole “TE QUIERO” mientras besaba el
brazalete entre lágrimas.
La temporada
terminó y cada vez había más rumores sobre su salida. Hasta que el 27 de julio,
estando en la playa me llegó un sms “Zapa traspasado al Genoa, se ha ido
llorando de Navaleno y mañana se despide de la afición. Lo siento.” Esa noche
fue muy larga, me quise volver a Zaragoza, pero fue imposible.
Comenzaba una
nueva etapa… empezaban unos años de buscar noticias, entrevistas, fotos,
vídeos… de seguir 3 ligas y sobretodo, 3 equipos como si fueran el mío. Hasta
que un día vi que el invitado al “partido de las estrellas” era Zapa. Después
de 3 años esperando, no me lo podía creer.
Ese día había
nervios, muchos nervios. Llevaba mucho tiempo esperando un día como ese. Tenía
muchas ganas de que llegaran las 19:30. después del partido tuve la suerte de
poder acercarme y hablar un ratito contigo. Fueron solo unos pocos minutos,
pero no los cambio por nada, humilde y cercano, como si me conociera de toda la
vida. Esa tarde, nada ni nadie podía borrar la sonrisa de mi cara.
Estoy orgullosa
de seguirle desde aquel 21 de Agosto de 2004, de ver todo lo que ha crecido
como futbolista, pero mucho más de ver que, como persona, apenas ha cambiado.
Esfuerzo,
sacrificio, valor, sentimiento, garra, nobleza, sencillez, entrega, pasión,
orgullo, coraje, amor por unos colores…le definen a la perfección.
Voy a estar
siempre con él, para disfrutar en los buenos momentos y para apoyarte en los no
tan buenos.
Siempre cantaré
orgullosa eso de: “ZAPATER ZAPATER ZAPATER TE QUIERO”.
Porque a veces,
ese al que llaman “pequeño” se convierte en el más grande.
Estés donde
estés, siempre Alberto Zapater.
GRACIAS POR TANTO
ALBERTO.