Es un sentimiento imposible de explicar, algo que es capaz de entristecernos y cabrearnos como el que más, pero que también es capaz de llevarnos a la más grande de las locuras y alegrías. Un escudo que estaba ahí cuando nacimos y que seguirá estando ahí para siempre en nuestro corazón. Ahora no pasamos por nuestro momento pero volveremos, no se cuanto tardaremos, estoy segura de que será duro y costoso, pero se que será así, y volveremos con más fuerza que nunca, volveremos a ser GRANDES.
Felicidades a todos los zaragocistas de corazón.
Mientras quede un aragonés vivo, el Real Zaragoza no morirá.
EL LEÓN SIEMPRE VUELVE.