Algunas personas salen de tu vida de repente y
sin ningún motivo. Es en ese momento cuando coges lápiz y papel y escribes una
carta para decir todo aquello que en persona no pudiste o no te atreviste.
Puede ser eterna o ser solo una palabra. Se la escribes a esa persona especial,
pero no la mandas. La doblas, la quemas o la rompes, se la lleva el viento.
Pero así parece que no duele tan adentro.