domingo, 1 de septiembre de 2013

Algunas personas salen de tu vida de repente y sin ningún motivo. Es en ese momento cuando coges lápiz y papel y escribes una carta para decir todo aquello que en persona no pudiste o no te atreviste. Puede ser eterna o ser solo una palabra. Se la escribes a esa persona especial, pero no la mandas. La doblas, la quemas o la rompes, se la lleva el viento. Pero así parece que no duele tan adentro.