Porque nadie mejor que él para hacer
de una tarde inesperada una tarde única y convertirla en una de las mejores
tardes de mi vida. Después de más de 8 años siguiéndole en los buenos y sobre
todo en los malos momentos, día a día me sigue demostrando lo grande que puede
llegar a ser una persona.
Son muchos partidos en Zaragoza, Génova, Lisboa y Moscú. Cada vez más difícil. Pero eso de "si quieres, puedes" es más cierto que nunca. Supone un esfuerzo grande, si. Pero merece la pena y compensa solo por verle corriendo detrás de un balón, recuperando balones o metiendo algún que otro gol. Porque parte de mi felicidad es verle feliz por hacer lo que hace.
Pero no solo eso, si jugando la palabra grande se le queda pequeña, como persona es 1.000 veces mejor. Se ha portado conmigo como pocos lo harían.
Porque nadie se imagina el valor que tiene cualquier detalle por su parte, por pequeño que sea. Poder verle un minuto, un entrenamiento, los partidos, una sonrisa o un "gracias" cuando estaba aquí. Ahora cualquier noticia, un vídeo o una foto me acercan un poquito a Moscú. Sabe hacer que los más de 4.500 kilómetros no sean nada con un simple mensaje o un "gracias de corazón".
Porque la grandeza de las personas se mide en los pequeños detalles.
Alberto Zapater, GRACIAS. Contigo
a tu lado, siempre.
A veces ese al
que llaman “pequeño” se convierte en el más grande.